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Víctor Heringer 1988-2018

Texto original en portugués publicado en Cuaderno 4, Modos de escrever, de Enfermaria6:

http://www.enfermaria6.com/blog/2018/3/8/victor-heringer-1988-2018


Sobre escrever, segundo métodos diversos

Método rutinario

Cuando me preguntan por mi rutina de escritor – una pregunta bastante común –, respondo con una letanía casi siempre restricta a los siguientes tópicos:

(a) no consigo establecer horarios o metas empresariales para escribir (5 páginas de 9h a 13h diariamente, por ejemplo);
(b) reescribo mucho (cuatro, cinco veces el mismo libro);
(c) cada libro o texto demanda un proceso diferente (la repetición mata la alegría formal).

Método prescriptivo

Sustancias utilizadas, por día de escritura y género textual

Ficción

Poesía

Ensayo

Crónica

Bebidas

Café, masala chai o coca-cola zero

Vino a gusto, normalmente una botella de tinto

Café, masala chai o coca-cola zero

Cerveza a gusto, dependiendo del sol y de la alegría textual

Tabaco

A gusto, antiguamente un paquete al día. A día de hoy, casi ninguno

Otras

Según criterio del psiquiatra. En tiempos de crisis de pánico, clonazepam y/o citalopram.

Método ecfrástico

Hay una fotografía hecha por Larry Towell en Manágua, capital da Nicaragua, en el año 1984. Una mujer, delante de un pilón de lavar la ropa, escupe a un loro. La foto, en blanco y negro, siempre me pareció una bella imagen-amuleto para pensar el trabajo del escritor. La boca humana, capaz de cierta originalidad cuando se empeña, versus el loro, un animal en sí mismo mecanismo orgánico del cliché. El escupitajo, un acto agresivo y repulsivo. Mi hipótesis inicial: el artista es el enemigo del cliché, de la frase hecha, de lo previsible. Como escritor-lector, abomino de lo previsible, incluso lo imprevisible previsible. Es decir, el cálculo torpe de lo inesperable.

Pero el pie de foto, que solo leí años después de confrontar con la imagen, explica que era un verano abrasador en Managua. La mujer le escupe al loro para aliviar el calor del bichejo. Se trata, pues, de un acto de cariño. Mi hipótesis matizada: el artista es enemigo pero también amante del cliché. Bajo peligro de volverse incomprensible – opuesto absoluto del corsé –, debe acercarse al lugar común (no solo en el sentido de trivialidad, sino también en el de comunidad) y refrescarlo.

En esa danza, en el juego de distancias, cada autor tiene su estilo.

Resultado de imaxes para Larry Towell  parrot managua

Método fisiológico

Tengo un bulto en el dorso del puño de tanto teclear y usar el ratón. Eso me ha dado la literatura. Horas de trabajo solitario perjudicando mi refinamiento social. El ciclo del sueño es un desbarajuste. El régimen alimenticio depende del dinero, que no entra regularmente. Me gané dos hernias discales causadas por la alternancia entre sedentarismo prolongado y atracones de actividad física intensa (subir montañas, correr maratones, mudar de ciudades). Los viajes, contrapartida geográfica de la búsqueda formal, me desgastaron piernas y raíces. Y como dice Pablo Neruda en aquella película, mientras zampa una cebolla, los escritores son barrigudos, mucho mejor es ser cartero.

Método Harold Bloom

Machado de Assis y Manuel Bandeira son mis dos padres. Las obras me influyeron como autor, pero sobre todo ayudaron a forjar mi identidad, que paulatinamente (esta es mi esperanza en la ficción) se va diluyendo en mis propios libros, hasta que yo pueda ser nadie en paz.

Machado me dio los ojos, Bandeira me dio el corazón.

El lenguaje machadiano no es difícil de seguir: Laurence Sterne, Luciano de Samósata, Cervantes, Schlegel, Unamuno, los irónicos. Ora, la virtud de Bandeira es la ternura, y ese aprendizaje se produce cuerpo a cuerpo.

Dorival Caymmi me dio la utopía playera.

Georges Perec y Donald Barthelme me dieron el sentido de alegría formal. Valêncio Xavier, Wlademir Dias-Pino, los concretistas brasileiros, Letícia Parente, W.G. Sebald y Arthur Bispo do Rosário me enseñaron a ser un escritor promiscuo. Todo lenguaje me interesa. La fotografía, el cine, el diseño, la música, la performance, todas las prácticas y códigos contaminan el trabajo.

Lydia Davis, Cesar Aira, Beatriz Sarlo, Kawabata, Octavio Paz, Cioran, Gombrowicz, Tabucchi, Marília Garcia, Eduardo Coutinho, Calvino, Paul Salopek, Gaudí, Violeta Parra, Murilo Mendes, Hilda Hilst, Nelson Cavaquinho, Travadinha, Leonardo Fróes, Francesca Woodman, Lucian Freud, Vivian Maier, Malevich, Benjamin, Nanni Moretti, Guignard, Chris Marker, Cartola, Orson Welles, Kobayashi Kiyochika, Pedro Cornas, o Quinteto Armorial µ

Método aforístico-ontológico

(1) Escribir es un proceso de incorporación, como el trance de un médium ralentizado al lo largo de los años.

(2) Más que convertirse en nadie, escribir es convertirse en cualquiera. Para el escritor no existe la cómoda ilusión de la identidad, solo las ansiedades de las mil personalidades.

(3) La ficción – el concepto, sus tentáculos – domina todo, hasta el punto de despertar las patéticas ganas de transformarme en obra de arte.

Método apocalíptico

El fin está próximo. Siempre estuvo.

Fue siempre contra la muerte que cantamos.

Solo el fin nos une.

Un minimanifiesto — Salvar todo, recordar todo lo que hicimos. El arte en el Antropoceno es el dominio público. Amar las huellas grasientas que dejamos en los objetos, todos los fonemas, todos los ritmos, todos los amarillos en el papel de periódico, todos los álbumes de la pequeña familia. Todo lo que fue nuestro nos interesa. Amar: renovar significado. Es una tarea imposible, falta tiempo para tanto: ahí reside nuestra tragedia.

¡Contra el estacazo de las almas, del corazón y de la cabeza!

Método alegre

A una ex-novia con quien planeaba pasar el resto de mi vida, le dije: cuando yo muera, si alguien pregunta, dile que yo era alegre escribiendo. Soy feliz escribiendo, así como solo soy feliz de viaje, en tránsito. Desplazable. La alegría de encontrar un nuevo modo de decir, un nuevo proceso textual o un nuevo personaje es la misma que la de descubrir una mezquita en un callejón impronunciable, un amigo de albergue o un sendero de montaña donde torcer el tobillo.

Yo estaba seguro de que moriría antes que ella.

Estamos vivos.

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